En 1897, se inauguró la traída de aguas de la Moscadoira con el regocijo del pueblo de Llanes. Fue una iniciativa de Egidio Gavito Bustamante, alcalde llanisco y una de las personalidades más brillantes de su época, en el que destacaba su gran e incansable actividad, la inteligencia y una asombrosa memoria.
Las fuerzas vivas y don Egidio, obviando la fuente de los Diez Caños, la de San Nicolás y la del puente, proyectaron una fuentona para dar empaque a la plaza Mayor, que hasta 1916 no se llamaría de Parres Sobrino, en homenaje a quien se le había nombrado hijo Preclaro de Llanes.
A la gran fuente, toda de cemento, con cuatro pilones básicos y un cuerpo central, se la pensó rematar con el socorrido dios Neptuno, pero al final lo redujeron a cuatro majestuosos dragones que echaban agua por sus bocas.
En mayo de 1898, tuvo lugar la inauguración, con asistencia de las autoridades, el vecindario en pleno y el anciano párroco, don Tomás Cueto del Valle, que tras bendecirla no se pudo resistir a dedicar al acto uno de sus famosos ripios:
“Ya se inauguró la fuente,
ya está contenta la gente.
El agua será abundante
hasta en el cuarto menguante”
Pero la ilusión y la alegría se acabaron pronto, los vecinos de la noche a la mañana empezaron a protestar, alegando que rebotaba el agua al caer el surtidor sobre los platos superiores, en forma de conchas, produciendo mucha humedad en los alrededores. También, los comerciantes se quejaban de que en los días de viento el agua llegaba hasta sus establecimientos.
Ante tal clamor popular se desmontó en junio de 1903, colaborando los vecinos a las gastos mediante suscripción popular. Así, desaparecieron las desagradables duchas propinadas por la monumental fuente, pero quedó en bastantes mal estado el empedrado.
Y los dragones de 1.000 kilos de peso,en un principio tan encumbrados, acabaron subastados, siendo su mejor postor Cipriano Dorado, que se los adjudicó por 601 pesetas.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imagen, “El Oriente de Asturias”
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