Contaba Luis Fernández Trespalacios en “El Oriente de Asturias” que la costera del bonito se esperaba con mucha ilusión por la marinería.
Y añade que para dicha pesca se utilizaban dos varas de eucalipto de dimensiones un poco menores que la eslora de la lancha, una por la banda de babor y otra por la banda de estribor.
El señuelo que se ponía en el anzuelo era de hoja de maíz, peinada con alfileres para que quedara más suave y simulara mejor la forma del pez.
También, cuenta que el primer bonito que entraba a bordo era destinado a la marmita, que se cocinaba en un bidón con hornillo y un hueco por donde entraba el aire para la combustión.
Evolución de las caceas para el bonito
De maíz
De plástico
Y las actuales, simulando peces de llamativos colores
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
Cierto todo lo que tan bien has contado apreciada Perela, hasta tal punto que me ha hecho recordar el ver algunas de aquellas varas de eucalipto, fondeadas sobre las arenas del «Riveru», y amarradas a los muelles, para que la Mar al subir las cubriera y las fuera «curando». Acostumbraban a ponerlas, o posiblemente el lugar en donde mas veces las vi, era bajo el muelle entre la Rula y la «Gran Señora» (la Compuerta). Un saludo amigos