Aunque convive con el árbol de Navidad, que le viene ganando terreno, la colocación del Nacimiento sigue siendo una importante tradición de la Navidad española. Si bien, representaciones del nacimiento de Cristo se encontraron hasta en las catacumbas romanas, se considera que la primera vez que se montó un Belén fue en la Nochebuena de 1223 en el pueblo italiano de Greccio. Allí, San Francisco de Asís, ante un pesebre que había colocado simbolizando la escena del nacimiento de Jesús, celebró una misa nocturna, causando su predicación tan profunda conmoción que algunos de los asistentes aseguraron haber visto un hermoso niño dormido en el pesebre.
A partir de aquel momento, que se conoció como el milagro del presepe de Greccio, a través de la Orden de los Franciscanos se fue extendiendo por Europa la instalación en las iglesias de Nacimientos con figuras de terracota, cera o madera.
En el desarrollo del belenismo, entre todas las ciudades europeas, destacó Nápoles, que bajo el patrocinio de los Reyes Carlos VII y su esposa Amalia de Sajonia, que lo eran de Nápoles y Sajonia, se creo una escuela en la que la belleza, detalle y meticulosidad de las figuras no tenían rival.
Ocurrió que Carlos VII en el año 1759, al morir su hermanastro Fernando VI sin sucesor, se convirtió en rey de España y las Indias con el nombre de Carlos III,
Cuando llegó a Madrid para tomar posesión del trono, se sorprendió al descubrir que su esposa, además de dos monos, un papagayo, varios perros y muchas cajas de habanos, traía el Nacimiento que acostumbraba a poner en Nápoles y mostraba orgullosa al pueblo.
En la primera Navidad que la nueva reina, María Amalia de Sajonia, pasó en Madrid, y la única pues moriría al septiembre siguiente, decidió colocar con esmero en su residencia, el Palacio del Buen Retiro, pues el Palacio Real no estaba terminado, su querido Nacimiento, el cual tuvo mucho éxito y fue muy festejado.
El rey, en homenaje a su esposa, a la que se había sentido muy unido, hasta el punto de llegar a decir a su muerte: “En veintidós años de matrimonio, éste es el primer disgusto que me ha dado Amalia”, siguió montando Navidad tras Navidad el Nacimiento, que inmediatamente imitó la aristocracia, después copió la clase media, hasta llegar a su total popularidad.
Y así fue como una reina de España en una sola Navidad cambió para siempre la Navidad española.
Imagen: Valentín Orejas
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