Hace unas semanas recordábamos al popular “Moro”, perro que en baja mar andaba siempre por la ría y se había aficionado a la pesca del rodaballo con sus propio sistema. Así, aguantaba al pez plano con una pata y trataba de sacarlo a tierra, y si se escapaba, que ocurría a menudo, lo perseguía muy enfadado dando ladridos.
Ahora, sabemos que aquel legendario perro era propiedad de Santiago Fuentecilla, nuestro último carpintero de ribera, y también que, a pesar de que no perdía oportunidad de ir a la mar, a veces se mareaba, y optaba por acurrucarse en lo más profundo del barco y se quedaba como aletargado. El “Moro”, fiel cumplidor de su trabajo, protegía las cajas de sardinas como si fuera su tesoro, y no dejaba que nadie se acercara y las tocara.
Hubo otros perros en nuestro puerto, como “Gavi” de Alfonso Díaz “El Negrín, o “Fleri”, que acompañaba a la mar a Ramón “Salero”.
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