En días de temporal, desde el Paseo de San Pedro se ve el mar venir como dispuesto a llevárselo todo.
Y no hay espectáculo igual que esas olas, con sus crestas de espuma y cogiendo formas diferentes, embistiendo contra el acantilado.
Y casi se puede sentir que el agua, con la ayuda del viento, va moldeando la tierra.
Maiche Perela Beaumont
Fotografía, Valentín Orejas
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