Cuenta la tradición que la imagen de la Virgen de la Guía, después de guiar milagrosamente a aquellos marineros llaniscos que se vieron atrapados en una terrible tempestad, fue depositada en la capilla de San Antón Abad.
Sin embargo, la talla de madera aparecía una y otra vez en un cerro sobre la Villa, lugar en el que se acabó edificando su santuario.
Y así, al entrar en Llanes por mar, a lo primero que se van los ojos, por encima de todo lo demás, es a su venerada capilla.
Maiche Perela Beaumont
Fotografía: Valentín Orej
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Así fue, así es, y así será.