Este año por primera vez el ya tradicional Mercadillo Navideño de Llanes se ha trasladado a uno de los lugares más emblemáticos de la Villa y más vinculado a la mar y a los marineros, la Plaza de Santa Ana.
Ese escenario, que por vez primera ha sido iluminado con luces y ornado con tres árboles de Navidad, es espacioso, bien orientado, libre de coches y ruidos, está situado intramuros y extramuros, y en él se encuentran vestigios de la antigua muralla, la cual recuerda la baldosa oscura del suelo, y la puerta de San Nicolás, cuya llave estaba en manos del Mayordomo de la Cofradía de San Nicolás, señalada también en el suelo con baldosa rosada.
Además, en ella se ubica la antiquísima Capilla de Santa Ana, patrona de los marineros llaniscos, que esta Navidad se halla abierta y exhibe un original Nacimiento marinero.
También, por primera vez, se puede disfrutar de un bar en el que tomar un aperitivo o merendar un delicioso chocolate frente a un sorprendente edificio compuesto de dos casas unidas entre sí por sendos pasadizos aéreos. Se trata del Palacio del Marqués de Gastañaga, en un principio casa o solar de la familia Rivero.
El origen del edificio, que constituye uno de los testimonios más relevantes de la arquitectura bajo-medieval del Oriente de Asturias, se remonta al de la propia villa de Llanes, e incluso pudiera ser anterior al otorgamiento del Fuero, ya que su fachada nordeste forma parte de la propia muralla. No se nos escapa que en el caso de que hubiera sido posterior o contemporáneo al otorgamiento de los privilegios por el rey Alfonso IX, que fue cuando se cercó la villa, el palacio se apoyaría en la muralla.
No sabemos cómo era la construcción cuando se levantó, aunque seguramente fuera una torre de carácter defensivo. Posteriormente, en torno a esa torre o sobre ella, se alzaría el palacio tal y como lo conocemos en la actualidad.
La casa principal, con fachada al norte, por donde tiene su entrada, y fachada al sur que linda con el puerto de la villa y se abre a un huerto, es de planta cuadrada y consta de planta baja y tres pisos; el otro edificio que acogía las dependencias del servicio, alberga en su lado sur la capilla del Carmen.
En la planta baja, lo más destacado son tres puertas de medio punto y una saetera, en el primer piso llama la atención una ventana convertida en un suerte de hornacina que guarda una imagen de San Nicolás, y en el segundo piso se encuentra el detalles más llamativo: las ventanas geminadas.
Al palacio, tan vinculado a la historia de Llanes, le afectaron incendios, entre ellos el más feroz que sufrió la villa, y el cual fue de tal magnitud que los Reyes Católicos eximieron durante años del pago de impuesto a los llaniscos; y también saqueos como el de los franceses durante la guerra de la independencia, que se llevaron gran cantidad de carros cargados con objetos de plata y mueble de gran valor.
Y tras pasar por tantos acontecimientos y propietarios, además de múltiples reconstrucciones y reformas, ahí lo tenemos en pie, rehabilitado y viendo pasar el tiempo.
Maiche Perela Beaumont
Imágenes, Valentín Orejas
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