Juan de Llanes, nacido en la capital del Concejo Llanisco, emigró al Nuevo Mundo, como otros muchos españoles, en busca de aventuras, riqueza y fama. Y lo primero lo consiguió.
Según los historiadores Martínez Rivas, Estrada Luis y García Carbajosa, el llanisco llegó a Perú en el año 1534 y tomó parte junto a Francisco de Orellana en la conquista de Santiago de Guayaquil. Seguidamente, participó en el descubrimiento de la provincia de las Esmeraldas.
Concluidas estas empresas, se trasladó a Quito, de donde salió en febrero de 1541 para ir con Gonzalo Pizarro a la conquista de los países de la Canela y Eldorado. En el rio Napo, se embarcó en el bergantín San Pedro y junto al capitán Orellana y otros hombres se lanzó río abajo. Y en aquel viaje sin precedente, la fuerte corriente de ese río y luego del Amazonas les sacó al Atlántico y se dirigieron a Isla Margarita, sita enfrente de Venezuela, regresando, vía Panamá, a la capital del Perú.
De conformidad con el Capitán Alvaro de Paz, compañero de nuestro protagonista, “el llanisco, en todas estas expediciones, sirvió como buen soldado, sin socorro ni ayuda de costa, sino á su propia costa é misión”.
Meses después, Gonzalo Pizarro se rebeló contra las Leyes Nuevas, que entre otras cosas prohibían la esclavitud de los indios. Para hacer cumplir estas Leyes, Carlos V nombró virrey del Perú a Blasco Nuñez Vela. Juan de Llanes tomó partido por la causa realista y acompañó al virrey hasta la ciudad de Lima, pero este poco pudo hacer frente a la superioridad del enemigo y fue vencido y muerto. Entonces, la corona española envió a Pedro de la Gasca al que también se unió el llanisco. Pedro Domínguez, testigo presencial, hizo constar que “en dicha batalla se hallaba al servicio de su majestad Juan de Llanes con sus armas e caballo, como buen soldado”.
Restablecida la paz, Juan de Llanes volvió a Quito, donde volvió a salir conel corregidor Antonio de Ozanayo para conquistar y pacificar Lita, Quilca y Caguaqui.
Más tarde, cuando en 1553 se produjo la insurrección de Hernando Girón contra la Audiencia de Lima, fue el llanisco nombrado jefe de una partida de hombres armados para que fuera al pueblo de Chimbo a defender el paso allí existente.
Después, se casó en Quito con una viuda acaudalada y se avecindó definitivamente en esa ciudad, donde llegó a ser miembro de su Cabildo, Alcalde y Regidor.
En el mes de septiembre de 1568 el capitán Juan de Llanes, como lo nombra el historiador Toribio de Ortiguera, quien lo conoció en Quito, informó al rey de sus servicios:
“He servido a Vuestra Alteza en otras cosas que se ha ofrecido de vuestro real servicio con mis armas, caballos y criados, todo á mi costa y misión, donde he gastado mucha suma de pesos de oro sin habérseme dado ninguna cosa de vuestra real hacienda, y sin haber deservido a Vuestra Alteza en ninguna de las cosas acaecidas en este reino contra vuestro real servicio; y hasta ahora no he sido remunerado ni gratificado de mis servicios”.
Sabemos que corriendo el año 1585 todavía seguía Juan de Llanes viviendo en la ciudad de Quito.
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