Hubo un tiempo que la playa Abascal sostenía a 250 familias de pescadores, e incluso sobraba pescado para exportar a Castilla.
Todavía, a principios del siglo XX, no sorprendía que las vaporas trajeran arrobas de besugo.
Entonces, además de la abundancia de pescado, se removía periódicamente el cauce del Riveru para que a las corrientes le fuese fácil ejecutar el dragado, y las lachas encontraban abrigo en el antiguo Hospital, que desapareció sin que nadie protestara.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
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