Es sorprendente que en un puerto tan pequeño y de difícil acceso hubiera habido tal multitud de embarcaciones balleneras, y que otras se aventuraran a países europeos para comerciar con nuestras avellanas, nueces y mineral de hierro, trayendo paños, trigo, aceite vino…
Y qué decir del abra de Niembro desde el que se exportaba limones y naranjas.
Eran aquellos lejanos tiempos en que de una a otra orilla del río se pasaba en las lanchas de “las barqueras”, que dieron nombre a esa zona de las marismas.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, lámina del libro “Llanes, siglo XIX”
Verdaderamente este escrito es colosal,francamente me quedo sorprendido lo que sabes de todo y que uno desconoce, viviendo en esta zona tan rica en tantas cosas que uno, a veces se queda a cuadros. No es lo que sabes de esta tierra, si no lo bien que lo relatas ,admiro tú cultura que es espectacularGRACIAS.