El 31 de diciembre de 1910, La Sociedad de Salvamento de Náufragos, además de renovar cargos, incluyendo por su celo y entusiasmo a los presbíteros D. Tomás Gutiérrez Herrero y D. Antonio M. Moriyón, dio cuenta de los ingresos y gastos de la humanitaria sociedad, que aquel año habían sido, respectivamente, de 1.693 pesetas y 1.537 pesetas.
También, se recogió en aquel acta del último día del año que una comisión de la misma estaba trabajando para proponer a Ballota como puerto de refugio por sus excelentes condiciones para que nuestras embarcaciones pudieran guarecerse, salvándose fácilmente los tripulantes en caso de peligro.
Añadiendo que en muchas ocasiones las lanchas matriculadas en Llanes, para ponerse al abrigo de la tempestad, se veían obligadas a dirigirse a otros puertos lejanos o a permanecer a la vista del puerto esperando la mejoría de la mar para ganar la ría.
No parece que en las altas instancias se hiciera caso a nuestra benéfica y querida “Tijerina”.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
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