Durante el viaje sufrió tempestades de mar y vientos contrarios, arribando, el 28 de abril, al puerto de Ribadesella, con quebrantos y averías en jarcia y velamen, por lo que en el puerto riosellano fue precisado a realizar la correspondiente acta de protesta.
Prosiguió el viaje, pero en la noche del día siguiente, a la altura de Cabo la Mar, surgió un fuerte viento del norte y mar gruesa que barrió la cubierta del buque. El patrón para poder salvar la vida y la de su tripulación tuvo que arrojar al mar unas 70 fanegas de maíz.
Después, con grandes esfuerzos logró entrar en el puerto de Llanes, donde ratificó y amplió el acta de protesta que había otorgado en Ribadesella, todo para que no se entendieran los daños por cuenta suya, ni de su tripulación, y sí por cuenta de quienes hubiera lugar en Derecho.
Fuente, “Antiguos Mareantes de Llanes”
Imagen, Valentín Orejas
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