Todo llanisco que se precie sabe que Manuel García Mijares, autor de “Apuntes históricos, genealógicos y biográficos de Llanes y sus hombres”, es considerado como el primer historiador de Llanes.
También, que tiene dedicada una calle en la Villa y que su libro fue editado por “El Oriente de Asturias”.
Si bien, no es de conocimiento tan general que su obra, manual de cabecera de todos los estudiosos de la historia de Llanes, ya había sido impresa en 1893 en Torrelavega, pues en esa localidad se tiraba “El Correo de Llanes”, periódico en el que escribía D. Manuel.
Tampoco es muy conocida su vida, es ignorado, al menos lo era para mí, que MGM después de asistir durante pocos años a la escuela en la Villa, se fue de dependiente a Cangas de Onís, y tras volver a Llanes, para casarse con Benita Álvarez Sánchez, se quedó para siempre, aunque le tentaron con emigrar a Cuba y un puesto en Madrid de la mano de Posada Herrera.
Trabajador infatigable, tuvo muy diversas ocupaciones, fundó una tienda de loza y vidriería en la calle Las Barqueras, fue elegido concejal, ejerció de recaudador, agente del Banco de España y administrador de correos y de los bienes del Marqués de los Altares.
Además, formó redacción en “El Oriente de Asturias”, “El Hijo de Llanes” y “El Correo de Llanes”.
Murió en Potes el 27 de marzo de 1899, donde había ido a visitar a uno de sus hijos, que era juez de Primera Instancia en aquella localidad cántabra.
Su libro, extenso y prolijo, tiene el mérito añadido de que tuvo que recurrir a archivos particulares, ya que los grandes archivos locales habían desaparecido, como consecuencia del gran incendio, las tropas francesas y la exclaustración de los monjes del convento de Celorio.
A pesar de sus fuentes escasas y dispersas, aparecen en su obra Rodrigo Álvarez de Asturias, la fundación del Monasterio de San Antolín y del Convento de San Salvador de Celorio, los hospitales y malaterías, la iglesia parroquial, la estancia de Carlos I; desfilan las casas y linajes de Posada, Valdés, García Pérez de Llanes, Rivero, Juan Pariente, Duque de Estrada, Espriella e Inguanzo, y los muchos indianos del Concejo que promovieron la construcción de escuelas, hospitales, fuentes, traídas del agua y trazados de caminos, como los Sobrino Díaz y Nicolás de Teresa; sin olvidar a la Cofradía de Mareantes, el apeo de Cepeda, la invasión francesa, los colegios, autoridades y dependencias del Estado, imprentas y publicaciones, las Ordenanzas, las romerías y fiestas populares.
En suma, contiene todo el derecho de gentes y no faltan pequeñas aventuras de llaniscos.
Y el manuscrito de esta joya excepcional, gracias a la generosidad de Manuel García González, es patrimonio de la Villa y el Concejo.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Imágenes, Valentín Orejas y “El Oriente de Asturias”
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