En los primeros días del año 1900, un velero, llamado San Telmo, se presentó a la vista del puerto, con viento flojo del N.O., largando su bandera y como a media milla de la Costa arrió el trinquete aguantándose proa al viento, maniobra inoportuna, pues el barco se sotaventaba, al notarlo el patrón arribó en demanda de puerto. Pero no solo erró una vez, ya que embarcó dos de sus tripulantes en el bote de abordo para darle remolque, haciéndolo con poco más de media marea, y es sabido que habiendo poca agua en la barruca y trabajando la mar de N.O., rompen las olas con gran empuje, impidiendo a toda embarcación pequeña el cruce por aquel sitio.
Ya estaban 14 hombres dispuestos a embarcar en la “Villa de Llanes” para ir en busca del San Telmo y enterar a su patrón del estado de la barra, altura que alcanza la marea y demás circunstancias, a fin de alejarlo de accidente, cuando un golpe de mar hizo zozobrar el bote remolcador. Al irse a pique, se ahogó uno de los marineros, al que nada le sirvieron los cabos salvavidas y tampoco los otros objetos arrojados al agua.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, Valentín Orejas
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