VIENDO PESCAR CALAMARES

por

El día 8 de octubre de 2013, ir a ver pescar calamares, actividad a la que estoy totalmente enganchada, tenía para mí un significado especial, un aliciente añadido: la lluvia de estrellas de la Dracónidas, llamadas así, pues parecen radiar de la constelación del Dragón, el protector de las manzanas del árbol de Gaía, del jardín de las Hespérides, que profanó Hércules en una de sus múltiples tareas.

Cuando nos instalamos en nuestro ya familiar acantilado de Andrín, el atardecer se mostraba cálido y perezoso bajo un cielo de azules saturados y nubes altas de nítidos contornos. 

De pronto, ante nuestros ojos apareció una manada de delfines oscuros y brillantes nadando velozmente del este al oeste, con sus crías protegidas entre ellos. Al pasar frente a nosotros, como si supieran que los estábamos contemplando y quisieran lucirse, comenzaron a hacer acrobacias, saltando, realizando buceos cortos, dando golpes de cola, de aleta pectoral, representando una suerte de acompasado baile. Los perdimos de vista a la altura del castro de la playa de Ballota, al parecer posteriormente fueron avistados desde le paseo de San Pedro.

Después, con los últimos rayos de sol ocultándose, el cielo, como si se tratara de un pedazo de cielo distinto del anterior, cambió, tornándose primeramente rojo y luego del color del azafrán, volviéndose violeta en el instante previo a que cayera el telón que separó definitivamente la tarde de la noche.

Entonces, recostada en mi silla, al tiempo que pensaba que aquel lugar desprendía tanta tranquilidad y quietud que era imposible que nada malo pudiera pasar jamás allí, me concentré en la búsqueda de estrellas fugaces, de bengalas cósmicas como yo las llamo. No vi ninguna Dracónidas -quizá los delfines no solo espantan a los calamares sino también a los dragones-, pero no me importo nada, con el atardecer de mil colores en cascada y los tolinos, aunque nos hubiesen dejado sin pesca, tenía más que suficiente.

A la vuelta, mientras intentaba convencerme de que todo lo que tuvimos a nuestro alcance no fue un sueño, ni siquiera una ilusión óptica, como si aquel atardecer de otoño no nos hubiera hecho ya suficientes y preciosos regalos, un corzo asustado y grácil, con una incipiente cuerna y el pelaje del color de las castañas, se cruzó a nuestro paso cuando salíamos de Andrín.

 

Artículo publicado en “El Oriente de Asturias” en octubre del año 2013

Maiche Perela Beaumont

Imagen, Valentín Orejas

SI TE HA GUSTADO, COMPARTE...

1 Comentario

  1. Juan Moreno

    Tuve la suerte de leer este maravilloso artículo en su recopilación, varias veces. Reparé en él porque es uno de estos que suscitan envidia por la penetrante asimilación del momento vivido. No puede ser más bello, ni mejor descrito… Me ha vuelto a producir envidia de no poder compartir el momento.

    Sin duda los delfines andaban al calamar. El otro día pasó frente a mi casa una banda descomunal de delfines como jamás hube visto

    Conté cerca de 20 chorros de carbónico saliendo de sus blowhole (augeros de soplo) como aprendí su nombre de joven antes que en castellano (respiráculos) dios santo el inglés es un idioma de indios.

    Lo que no había visto era la foto de acompañamiento, que hace si cabe más envidioso el momento

    Responder

Deja un comentario

  • GALLINAS URBANAS | AÑO 1963
    BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS” AÑO 1963 “Desde hace años sabemos de la prohibición de tener gallinas en las casas situadas dentro del casco urbano. Pero como quiera que en muchas de ellas, en determinados barrios, viene subsistiendo esa vieja costumbre, nos preguntamos si dicha ley ha sido suprimida […]
  • EL “PLAYA DE ABASCAL”
    Partiendo de que la pesca la podemos definir como el conjunto de actividades mediante las cuales el hombre captura peces, crustáceos y otros animales que se encuentran en la Mar o en aguas dulces, nos encontramos con tres variedades de actuación en las aguas marinas. Consta este tipo de pesca […]
  • LOS LIBROS NAVEGANTES | AÑO 1968
    BUCEANDO EN “EL ORIENTE DE ASTURIAS”AÑO 1968 “Un estudiante llanisco, Antonio Rodríguez Sanz, paseando por el Paseo de San Pedro vio como sus libros, en un movimiento inesperado al borde del acantilado, se precipitaron sobre el mar sin poder hacer nada por evitarlo. Ante la imposibilidad de su recuperación, debido […]
  • POR SAN ANDRÉS, BESUGOS TRES
    A propósito de que se solía decir que “por San Andrés, besugos tres”, cuenta “El Oriente de Asturias” que nuestros antiguos marineros solían celebrar el día de este santo con corderos y terneros sacrificados que, después de repartir entre los familiares, ellos disfrutaban en leal camaradería en algún bar. La […]

  • All
  • Por: Maiche Perela

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Más información
Privacidad