Nos referimos a aquellos tiempos, finales del XIX y primeros del XX, anteriores a la llegada del ferrocarril a Llanes.
Contaban que las casas que bordeaban la ría abrían las ventanas para no perderse la arribada el barco y que los rapaces gritaban a los cuatro vientos: “Ya llega el México”.
Enseguida, comenzaban a aparecer los curiosos y poco a poco se iban presentando Don Mariano Gavito, don Silvestre Robledo, don Antonio Blanco, don Vicente Cuanda, don Juan Gómez y otros importantes almacenistas.
Las faenas de descarga se hacían diligentemente y el muelle se llenaba de mercancías en general, de madera, de carbón..
Al día siguiente, tras recoger la carga, si la había, cuando la marea cuadraba, “El México” se volvía a hacer a la mar, despidiéndose de los llaniscos con su potente sirena.
Y no faltaba quienes, desde Santa Ana y la Tijerina, saludaban al mítico barco, correspondiendo al gesto, desde cubierta, boina en mano, la tripulación del mismo.
Fuente, “El Oriente de Asturias”
Maiche Perela Beaumont
Imagen, “El Oriente de Asturias”
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