Antonio Batalla, al que todos conocíamos cariñosamente como “Machi”, perteneciente a una legendaria familia marinera, nació en Llanes el 1 de marzo de 1919. Fue el segundo de los 22 hijos que tuvieron el matrimonio formado por Ramón Batalla “Camará”, un marinero de primera división, y Esperanza Díaz, de muchos afectos en Llanes.
A la temprana edad de 14 años, comenzó a ir a la mar para contribuir al mantenimiento de su más que numerosa familia.
Desde el comienzo de la Guerra Civil, con apenas 17 años, participó en la contienda combatiendo en diferentes frentes, tomando parte en la Batalla del Mazucu, donde fue herido y salvado por un compañero. Después de la Guerra, estuvo encarcelado en las prisiones de Gijón, Bilbao, Navarra y Madrid.
Cuando al fin regresó a su casa, lo primero que hizo fue preguntar por su novia Gloria García Ruenes “Yoyi”, dos años más joven que él e hija de otro marinero de raza, Manolo García “Garbanzu”, y con la que contrajo matrimonio 31 de marzo de 1943. El matrimonio, que tuvo cuatro hijos, Toño, Lolín, Gloria e Isidro, ninguno de los cuales se dedicó a la mar, vivió los primeros años de casados con la familia de ella, en la casona de la Magdalena, y la pesca se convirtió en el sustento familiar, primero como marinero y luego como patrón de sus propias lanchas.
Tuvo en propiedad compartida con Francisco Herrero Melijosa, “Tisto”,la lancha “Corazón de María”, “Sisina” y la “Guía”, luego adquirió en solitario “La Guapa”, con la que salió a faenar hasta que se jubiló a la edad de 63 años.
Continuó pescando sobre todo calamares y percebes. Diariamente, siempre afable, amable, cariñoso y sin faltarle nunca la sonrisa, acudía a contemplar la mar, siendo un habitual del puerto y la rula. En sus últimos años, era frecuente verlo por la mañana, en compañía de otros marineros jubilados, tomando café en el “Bálamu”.
Son innumerables sus anécdotas en tantos años en la mar, como aquella en que un día de Nochebuena, con una carga de 250 kilos de besugo, no se mataron de milagro, al embestir su barco contra el puerto de Ribadesella, ya que por llegar pronto a casa no esperaron a la marea.
En el año 2018, a petición de sus vecinos, fue bautizada con su nombre una plaza del Barrio Bustillo.
Murió, a la edad de 99 años, el 13 de noviembre de 2018, poniendo de luto a todo Llanes, pues fue uno de sus personajes más queridos.
Archivo,álbum familiar de la familia Batalla-García