Como ejemplo de la rigurosidad del control de las ventas de pescado en la Villa, y de conformidad con lo recogido en “Antiguos Mareantes de Llanes”, el 10 de septiembre de 1812, se tuvo noticia de que había entrado una pinaza con cargamento de sardina, cuyo patrón era José Hernández, de la Coruña, y, en su totalidad, fue vendido a Josefa Linares, comerciante de Llanes, omitiéndose la venta de tres mareas que, por derecho y costumbre, era para surtido público. Dicho patrón informó que ignoraba las costumbres de la villa y acto seguido se hizo traer dichas sardinas, acordando que la compradora tendría que vender, al por menor, tres mareas al vecindario y fijando el precio de siete reales el centenar y a tres maravedíes cada sardina.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, “Antiguos Mareantes de Llanes”
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