Su organización era perfecta y rígida, a base de sufragio en las decisiones y de inflexibilidad en los acuerdos y reglamentación.
El voto era secreto, aunque había propuesta plural para candidatos, y para garantizar la libertad se colocaba la plica dentro de unas bolas de cera. Seguramente, por haber habido atentados a la nombrada libertad llegaron a tomar un acuerdo muy original, que consistió en fundir plata suficiente para hacer unas avellanas, en cuyo interior se metía la candidatura, resguardada por la cera.
Los elegidos para cargos de responsabilidad habían de dar fiadores ante Escribano público.
Maiche Perela Beaumont
Imagen, “El Oriente de Asturias”
0 comentarios